Cuestión de estilo

Sobre lo que moda y literatura podrían aprender de la otra

Llegué tarde a mi cita en el Bon Marché. Había quedado con la directora de un medio importante del país donde vivo, pero el atasco constante de estos días en París convirtió cualquier desplazamiento en algo impredecible. Esta persona, de la que hasta ese momento solo había recibido un mensaje muy generoso sobre una pieza mía, me hizo un hueco entre desfiles para tomarnos un té.

Es bastante increíble escuchar a alguien que no solo sabe de moda, sino que también la coloca en un contexto, la une con las demás fuerzas, comprende su magnitud social y política. Me animé a pedirle su opinión sobre algo que pienso a menudo: el hecho de que todavía exista una desconfianza hacia la mujer que invierte el dinero de su trabajo en un Birkin mientras defiende ideas de corte progresista. (Así es como ella reformuló mi pregunta, la mía era mucho menos pop).

Era lunes por la tarde y las sillas subidas del revés en las mesas del salón de té nos avisaron de que tocaba dejar el Bon Marché. Mientras la ciudad estaba batallando para hacer frente a las ráfagas de fotógrafos persiguiendo a una celebridad y a los gritos de los fans acampando fuera de los desfiles, algo más la estaba haciendo arder: en ese mismo momento, no muy lejos de donde nos encontrábamos, Francia se convertía en el primer país del mundo en incluir el derecho al aborto en su Constitución. El Birkin en la mano que sostiene la idea, pensé.

La primera Maison en invitarme a uno de sus desfiles fue Balmain, en 2019. Esta semana fui invitada por primera vez a Balenciaga, Chanel y Lacoste.

El desfile de Balenciaga fue el domingo en la Place des Invalides. En la invitación se insistía que había que llegar con antelación por la cantidad de coches que se esperaban, y eso hice. Llegué media hora antes pero el look que había escogido no incluía la posibilidad de quedarme a la intemperie. Así que empecé a andar en búsqueda de una cafetería, mientras mi cuerpo se ponía a temblar y a notar gotas de lluvia cayendo del cielo gris.

De pronto me topé con una iglesia y no me lo pensé dos veces.