Da igual si se me gira la tortilla y termino teniendo tres hijos más de corrido, da igual si tengo treinta o noventa años lidiando con Alzheimer y testamentos ológrafos, no importa si me vuelvo más rápida que un lince en la consulta del pediatra para ahorrarme la espera: siempre voy a ser una madre primeriza. Siempre tendré que enfrentarme a algo por primera vez, tanto a un nuevo tipo de angustia como a un nuevo tipo de amor. Cuando parecía imposible amarla más, resulta que se puede. Cuando se sentía que las cosas están bajo control, cambian en un instante. Siempre voy a ser una madre deduciendo el significado de la palabra por su contexto, tanteando el siguiente paso, mientras que ella me ve a mí como la artífice de todo este tinglado. La cantidad de veces al día que me pregunta “¿Por qué?” me desarman. Me desarman porque su pregunta contiene la única cosa que no pone en cuestión, que mamá lo tiene que saber. Hay un tipo de amor que duele y es este, el que nace de la mano de la ternura. ¿En qué estaba pensando? Ponerla en el mundo es soltarla en el mundo. Es imposible comprender el deseo de hijo, imposible. Vivir es un acto temerario. Y sin embargo el deseo sigue ahí, intacto, ajeno al dolor que no le podré evitar.
Discussion about this post
No posts
♥️♥️♥️
🐤